Alina Bárbara y Jenny Pantoja, de la academia a la calle: «Hasta las últimas consecuencias»

    Podrían ser tu madre y tu tía. O las mías. O las profesoras amables, aunque rigurosas, que recuerdas de la universidad. Pero son Alina Bárbara López Hernández (59 años) y Jenny Victoria Pantoja Torres (56 años) quienes serán llevadas a juicio por atreverse a salir del vigilado campo académico en Cuba para reclamar lo que el Partido Comunista niega a todos: derechos civiles, políticos, humanos.

    Igual que sucedió a muchos, las protestas de julio de 2021 significaron para ellas la caída definitiva «del ropaje del silencio» (como dijo una anciana manifestante en un video viralizado en redes sociales), aunque desde antes poseían una mirada crítica sobre la sociedad cubana. Con los meses, viendo que el régimen no respondía al levantamiento del «11J» sino con largas condenas de cárcel y la rápida represión a cada nuevo brote de manifestaciones, sus pronunciamientos se hicieron más directos y apuntaron al corazón del sistema.

    López Hernández comenzó, desde marzo del 2023, una acción cívica tan pacífica y simbólica que quizá habría resultado inocua en un país con algún estándar democrático, pero no en Cuba: aparecía en una plaza de importancia en Matanzas, La Habana o donde estuviera el día 18 de cada mes, con un cartel en blanco. De esta manera buscaba llamar la atención sobre la falta de libertades de expresión, asociación y solidarizarse con cientos de presos políticos.

    Pantoja Torres se sumó a la iniciativa poco tiempo después. También lo hizo el escritor y humorista Jorge Fernández Era y un puñado de personas en distintas localidades del país. 

    Alina Bárbara López Hernández, Jenny Victoria Pantoja Torres y Jorge Fernández Era

    La visibilidad de Alina Bárbara López, una respetada historiadora, profesora y editora que se declara de izquierdas, así como la intolerancia de los comisarios políticos cubanos, harían todo lo demás. Escalaron las detenciones exprés por parte de la Policía, amenazas de la Seguridad del Estado y ataques en medios y perfiles de redes oficialistas.

    El incidente más violento, hasta ahora, ocurrió el 18 de junio de 2024, cuando agentes policiales interceptaron el auto que llevaba a Jenny y Alina, de Matanzas a La Habana, para manifestarse en la capital del país. Durante la detención recurrieron a la violencia física para detenerlas sin motivo alguno, denunciaron las intelectuales en ese momento.

    Casi un año después, la Fiscalía Provincial de Matanzas ha presentado sus «conclusiones provisionales» a la Sección de lo Penal del Tribunal Municipal Popular de la ciudad de Matanzas. La versión oficial, a la que tuvo acceso El Estornudo mediante una transcripción, presenta a las académicas como peligrosas agresoras de los agentes que cumplían con tareas rutinarias.

    «Las dictaduras no pueden disfrazarse de democracias, aunque lo intenten», afirmó López Hernández en un post de Facebook el 26 de mayo de 2025, al comentar la noticia de que les abrirían un juicio oral, acusadas de varios delitos comunes.

    De la academia a la calle

    Alina Bárbara López Hernández es historiadora y pedagoga. Tiene un Doctorado en Ciencias Filosóficas y habitualmente escribe ensayos y artículos donde se interceptan la economía, la política y la cultura. Entre otros reconocimientos, ha recibido el Premio de Ensayo Fundación de la Ciudad de Matanzas (2013), el Premio Anual de Investigación Cultural (2014) y fue elegida miembro de la Academia de la Historia de Cuba (2018).

    «Lo que me ha llevado a este punto no es en realidad mi obra académica, sino mi trabajo como intelectual que vio en el periodismo la posibilidad de interactuar y de aportar, desde su posición, a los debates sobre Cuba. Ahí es cuando empezaron los verdaderos problemas», explica López Hernández, en declaraciones a El Estornudo.

    «Fíjate que la primera vez que me tocan la puerta los agentes del Ministerio del Interior (Minint), el 25 de octubre de 2022, yo no había hecho una manifestación jamás en mi vida. Simplemente era una académica que escribía en medios alternativos desde el 2017. Y eso no les gustó».

    Reconocimiento de la Academia de la Historia de Cuba (2018).
    Reconocimiento de la Academia de la Historia de Cuba (2018).

    Para Jenny Pantoja Torres, antropóloga e historiadora, ser académico de ciencias sociales en Cuba «es casi imposible, a no ser que viertas tu manera de ver las cosas en medios alternativos, espacios en los que muchos hemos podido trabajar. Pero dentro de la estructura del Estado, sus centros e instituciones, o bien buscas perfiles de investigación donde puedas evitar la política actual, digamos directamente, o caes dentro del juego del sistema de la falsa moral, la hipocresía y evitas señalar las causas reales de los problemas sociales».

    Por eso, cuando decidieron romper la matrix, comenzaron a ser repelidas por la institucionalidad oficial hasta quedar completamente fuera del sistema. Por orden de la Seguridad del Estado, Jenny Pantoja —quien ha sido coordinadora del Comité Pro Amnistía para los presos políticos en Cuba— perdió su empleo como profesora de historia de la Facultad Miguel Enríquez, de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, en julio de 2024. Unas semanas más tarde, en septiembre, Alina López fue expulsada de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).

    Mientras el cerco se cerraba sobre ellas, varias cosas cambiaron para Jenny Pantoja. «Cuando voy por la calle y oigo una moto que se me acerca por atrás, enseguida me pongo en alerta, es inevitable, porque la primera vez que me detuvieron fue en 2023, en la calle y sin aviso», cuenta a El Estornudo.

    Ella acompañaba a su esposo, «visiblemente enfermo», a visitar a un médico. Pero una patrulla les cortó el paso, los introdujeron en el auto policial y lo dejaron a él en un policlínico, solo. A ella se la llevaron para un calabozo en la estación de Aguilera, en La Habana, donde la multaron. Allí pasó la noche.

    «Para mí fue demoledor, la confirmación de que no había derecho ni nada que hacer. Después han pasado muchas más cosas».

    Por ejemplo, cuenta que ya no duerme igual que antes —«como piedra»— y que se despierta varias veces en la noche. El estrés la ha debilitado y tiene por el suelo su sistema inmunológico. Lo peor es el acoso a sus hijos con citaciones para proponerles colaborar con el Minint, en contra de su madre. «Eso fue muy inquietante, muy difícil para todo mi espíritu, para para todo mi cuerpo», dice.

    Por su parte, Alina López ya fue llevada a juicio a finales del 2023 y condenada a pagar una multa por supuesta «desobediencia», tras negarse a ir a uno de los numerosos interrogatorios arbitrarios. Para el Estado cubano, razona Alina, «la principal virtud que deben tener las personas es la obediencia. No quiere “ciudadanos”, porque para ellos nosotros somos súbditos».

    Jenny Pantoja lamenta que el miedo al régimen haya calado tanto durante décadas de castrismo, y que disentir del poder abiertamente todavía sea un paso que muchos no estén dispuestos a dar.

    «La crisis que hay es real. La gente no respeta al gobierno, ni respeta a Díaz-Canel, ni a nadie que se pare ahí a dar excusas al pueblo. Todo el mundo sabe que son unos demagogos y lo que dicen es mentira, pero la mayoría de las personas siguen haciendo el juego a esa posición y no se hace nada. Si realmente paramos de “jugar” tres días al mes, creo que pronto el gobierno se cae».

    La primera vez que ella fue a Matanzas a reunirse con López Hernández, «sabía lo que estaba enfrentando, pero me dije que no me debo quedar inerte. Sé que nosotras dos no podemos cambiar nada, tendría que ser muchas personas sumadas, pero eso ocurrirá únicamente con la gente ganando en compromiso cívico y en ver la vida con un sentido de pertenencia a su lugar, a su entorno, que precisamente es eso que llamamos patria».

    Sin embargo, las personas, cree Pantoja a veces, «no quieren unirse, no quieren hacer y la solución siempre es irse. O ser muy ‘vivo’, enmascararse, camuflarse para escalar y tener prebendas que les permitan vivir más tranquilos hasta que puedan marcharse del país. No hay compromiso cívico, o lo llevan oculto por dentro.

    » Mucha gente se me acerca y me dice: “¡Te respeto tanto! Ojalá yo pudiera hacerlo, pero tengo esto… o tengo aquello… Yo no les digo nada porque no quiero juzgarlos, pero ¿qué les hace pensar que yo no tengo familia, no tengo motivos para sentir miedo, que no quiero desarrollar una carrera?»

    El proceso

    A pesar del cierre del espacio cívico en la isla, todo parece a punto de estallar. El régimen lo sabe, y desde las protestas del 11J que lo tomaron por sorpresa, se esfuerza por cortar cualquier voz crítica con las políticas del Partido Comunista de Cuba antes de que esa voz vuele demasiado alto.

    En este contexto, el proceso contra las dos intelectuales también funciona como advertencia, cree Alina López: «No les conviene transmitir ese mensaje a nivel internacional, lo están haciendo porque no les ha quedado más remedio. Y por eso hablan de una pena de prisión sustituida por trabajo correccional sin internamiento, lo cual es tan indigno como cualquier sentencia que nos den».

    Alina Bárbara López Hernández y Jenny Victoria Pantoja Torres

    La fiscal provincial Ana Lilian Caballero Arango pide condenar respectivamente a Alina y a Jenny, a cuatro y tres años de privación de libertad sustituidas por trabajo correccional sin internamiento, por un supuesto “atentado” a una oficial de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). En el caso de López Hernández, también carga con los delitos de “desacato” y “desobediencia”.

    Según la funcionaria judicial, cuando los policías detuvieron el taxi e intentaron llevarse a las académicas para una comisaría de Matanzas, López Hernández, a sus 59 años, se resistió, agredió e insultó a los agentes.

    En su respuesta en Facebook a las conclusiones provisionales de la fiscal, Alina López afirmó: «Nosotras fuimos las golpeadas, violentadas y tratadas como animales. Aquel día temí por mi vida, pues la oficial que nos acusa es un ser violento, con enorme fuerza física y preparación como judoca, que contó además con la ayuda de varios policías hombres. Todavía sufro las secuelas de los golpes y torceduras en cuello y cabeza, (…) y aunque me he recuperado mucho, aún los cambios rápidos de postura me provocan desequilibro. Jenny, por su parte, padeció durante semanas de dolores y molestias a nivel del diafragma, debido a que la oficial se encimó sobre su pecho con su gran peso y volumen».

    La junta directiva de la organización Cuba X Cuba Laboratorio de Pensamiento Cívico, de la que forma parte López Hernández, afirmó en un comunicado que «el caso se inscribe en un patrón represivo más amplio. En medio de una crisis sin precedentes —económica, migratoria, energética, política y social— el gobierno responde con más control, más vigilancia y más violencia. Incapaz de ofrecer respuestas reales, persigue a quienes señalan su fracaso. Alina y Jenny son hoy blanco de esa represión porque encarnan una ciudadanía crítica y comprometida».

    Para la imagen interna que quieren dar, continuó la intelectual en sus declaraciones a El Estornudo, «el mensaje es: obedece o puedes ir a prisión. Y no se ubican en los tiempos. Ese es su gran error y el talón de Aquiles que los llevará a la fase final».

    Explica que ella y su colega no se sentaron a esperar que le notificaran las imputaciones y la decisión de llevarlas ante un tribunal.

    «Hemos presionado de una manera increíble para que ese juicio llegue, porque es evidente que el Estado cubano no quería estar en este punto, pero son demasiado prepotentes y caen en sus propias trampas. Podían haber decidido durante la “investigación” que no existía caso, pero habrían sentado un precedente complicado para ellos: si no había caso, entonces nosotros teníamos derecho, como dice la Constitución, a manifestarnos pacíficamente donde queramos. No asaltamos un cuartel, no ponemos bombas, no hacemos nada que no sea muy cívico, simbólico y pacífico».

    No obstante, Jenny Pantoja no se confía y afirma estar preparada para el peor escenario posible: «Muchas personas me dicen “no te preocupes, no las van a llevar presas: tú eres un intelectual y Alina es una persona muy conocida”. Pero si han encarcelado a tanta gente, han hecho tantos procesos orquestados, que son circos, incluso con gente tan importante como el general Ochoa, a mí me parece que ellos pueden llegar hasta donde quieran», confiesa a El Estornudo.

    De todas maneras, cree que son «privilegiadas» en medio del asfixiante entorno cubano, y que el desenlace del proceso contra ellas depende del cálculo de variables que hagan los represores. «Porque José Gabriel Barrenechea también es un intelectual y está preso, sin instrucción de cargos, desde hace meses. Es decir, ¿en qué estriba la diferencia?», se pregunta Pantoja.

    «Creo que hay un momento en que uno tiene que asumir la responsabilidad de lo que hace. En el orden penal yo no me siento culpable. Somos inocentes las dos. Pero yo asumo mi responsabilidad de enfrentar el gobierno. No la asumo con ellos, sino conmigo misma y con la gente más cercana, y eso mi familia lo respeta».

    Organizaciones que velan por los derechos a la libertad de expresión de los intelectuales, como PEN Internacional y el Observatorio de Libertad Académica, han rechazado la actual persecución judicial contra las disidentes pacíficas.

    El Observatorio de Derechos Culturales expresó en un comunicado que «ya no es posible relativizar el simulacro institucional de Cuba. Las instancias decisorias internacionales deben asumir el relacionamiento con la autocracia cubana de forma realista, la postura seguida hasta el momento solo ha propiciado el incremento de crímenes como el que ahora denunciamos».

    Los delitos que la Fiscalía les atribuye son figuras penales que en Cuba han sido frecuentemente cuestionadas por su uso contra personas críticas del gobierno o activistas y defensores de derechos humanos.

    Según René Fidel González García, Doctor en Ciencias Jurídicas, si finalmente el tribunal las condenase, sería «porque en Cuba, como lo sabe cualquier académico cubano que hoy ejerce en nuestras escuelas de Derecho o en los Tribunales y Bufetes, los ciudadanos no disfrutan del elemental derecho a la igualdad política, o de otros derechos políticos, más allá de los estrechos y oscuros límites que establece el modelo de poder de la exclusión política vigente en nuestro país».

    Jenny Pantoja baraja como una posibilidad que las autoridades les propongan comprar una ilusión de libertad a cambio de su silencio. «En algún momento pueden venir a decirnos, ok, no vas a ir presa, pero entonces yo te voy a…, y tú tienes que… Ese tipo de diálogo. Por suerte ambas somos partidarias de que no habrá transacción ni se va a ceder», asegura.

    Alina López coincide. De acuerdo con su análisis, «están proponiendo una sanción que creen que vamos a aceptar porque no nos llevaría a prisión, pero es igualmente inadmisible, porque es un proceso totalmente falso, injusto, y lo que pretende es despojarnos de la posibilidad del ejercicio de derechos. Eso no va a pasar.

    »Ellos no solo son brutales, sino torpes. Cuando pasas mucho tiempo sin negociar te vuelves torpe. Ellos nunca han negociado con nadie y eso les resta posibilidades. Nosotros haremos que lo lleven a las últimas consecuencias», concluyó.

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