Carlos Manuel Álvarez

    Bebedor de absenta. Grafitero del Word. Nada encuentra más exquisito que los manjares de la carestía: los caramelos de la bodega, los espaguetis recalentados, la pizza de cinco pesos. Leyó un Hamlet apócrifo más impactante que el original de Shakeaspeare, con frases como esta, que repite como un mantra: «la hora de la sangre ha de llegar, o yo no valgo nada». Cree solo en dos cosas: la audacia de los primeros bates y la soledad del center field.

    La bestia, la machine, el animal

    Las pegó todas, una tras otra, sin bajarle y como quiera. De manos, acostado, en La Habana, en Puerto Rico, en Miami, yendo al gym o metiéndose por noche dos gramos de caspa del diablo. Feliz o deprimido, tierno o feroz, en plan guerrero o en plan santo, abriendo fuego o conciliando. Como le daba la gana.

    Ariel Ruiz Urquiola: «Mis ansias de justicia son inagotables»

    Gracias a una beca que le otorgó la Scholars at Risk , el científico cubano Ariel Ruiz Urquiola ha reanudado en la Universidad de Berna su carrera académica con el mismo proyecto investigativo por el que fue expulsado de la Universidad de La Habana.

    Gioconda Belli: «He optado por no ser cínica» 

    Dos veces exiliada del mismo país, con más de 30 años de diferencia entre ambos refugios, Gioconda Belli ha habitado como pocos escritores de la región el ciclo de las revoluciones modernas, sus ímpetus y derivas, sus entusiasmo y decepciones. 

    Tres tigres triplistas

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    Yasmani Acosta, el rostro de Cuba

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    Maykel Osorbo: «Si no me cuido yo, me fracturan»

    Entre los integrantes del Movimiento San Isidro, probablemente ninguno haya torcido tanto su destino como Maykel Osorbo, un tipo inaudito que atravesó todos los círculos de la violencia, escapó de su anillo constrictor y se transformó en apenas unos años, específicamente entre 2018 y 2021, en un emblema y un símbolo de resistencia dentro de la oposición cívica cubana.

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