Escribidor, milenial en defensa propia, ahijado de un oráculo bastardo. Lo vi por última vez en un pasillo de la Biblioteca, rastreando sin mucha prisa la etimología de la «metatranca». Antes de desaparecer, me dijo que solo sería capaz de recordar el sabor del guarapo y los rostros de aquella foto de familia. Una fuente confiable asegura que le dictó a Eiichiro Oda el final de One Piece, mientras ponchaban el «Gerente» de Elvis Manuel en una bocina repartera y brindaban con dos Planchao Silver Dry en el Parque G. ¡Kampai!
Quien no tenga genes revolucionarios, quien no tenga sangre revolucionaria,
quien no tenga una mente que se adapte a la idea de una revolución,
quien no...
Allí se vendía de todo lo imaginable; ropas usadas, cuadros, dentaduras postizas,
libros, medicinas, castañas, ruedas de coche, bragueros, zapatos.
Allí se encontraban tipos de toda...
No hay dudas de que la música cubana está viva: se produce, circula, se escucha. Pero esa vitalidad no basta para hablar de una industria. Lo que existe hoy es un conjunto inestable de prácticas y circuitos de producción informal: dispersos, improvisados, sostenidos por la energía individual y una circulación lateral de recursos. Los artistas crean con lo que tienen, se abren paso como pueden y rara vez logran cobrar a tiempo.