Adentro de las casas las familias se iluminan con una vela cuando ya es de noche, o con una lámpara recargable que no les permite distinguir bien todas las caras, y espantan los mosquitos con las manos, con un pañuelo, hasta quedarse dormidos.
El apagón es síntoma de una crisis mayor, crónica, multidimensional que afecta cada faceta de la vida cotidiana en Cuba y que se manifiesta, aún más amargamente, como inflación y escasez de productos básicos, como improductividad y depauperación de servicios sociales (incluidos los sanitarios), como desigualdad y aumento de la violencia, como desconfianza en el futuro y fuga migratoria.