Desde hace décadas el transporte público ha sido disfuncional en Cuba. Y el reclamo de una mejoría en ese servicio —como el pregón «El manisero»— es parte ya de la cultura nacional.
Díaz-Canel aseguró más recientemente que se «ha ido remontando» esta «coyuntura», mientras algunos expertos opinan que esta constituye en realidad un momento específico de la gran crisis estructural de dependencia que lastra la economía cubana.
El apagón es síntoma de una crisis mayor, crónica, multidimensional que afecta cada faceta de la vida cotidiana en Cuba y que se manifiesta, aún más amargamente, como inflación y escasez de productos básicos, como improductividad y depauperación de servicios sociales (incluidos los sanitarios), como desigualdad y aumento de la violencia, como desconfianza en el futuro y fuga migratoria.