A medida que avanzaba la noche —que empezó con poco movimiento— había más gente en las inmediaciones del Versailles. Los rostros, los ademanes y las voces de los congregados parecían cada vez más relajados, enérgicos y precisos; la alegría más contagiosa, más soberbia, y más estridente e imperioso el ruido de las bocinas y los motores de las camionetas y los autos deportivos sobre la calle 8. «Let´s go, Brandon», se escuchaba en un altavoz.
«Desde que yo soy chiquita siempre he escuchado que los demócratas son socialistas o comunistas, y nunca he visto que un candidato demócrata llegue a ser comunista durante su administración. Este país tiene programas sociales, como Medicaid, Medicare, Sección 8, los food stamps, pero las ayudas del gobierno no son ideas comunistas».
«Yo amo mi género, esto es de nosotros y para nosotros, yo vivo esto. Yo primero fui fanático de esto, después me volví alguien que trabajaba en esto y luego me volví la “tranka” de esto».
Yo no sé todavía qué es Miami. Llevo en la ciudad siete meses, pero por un rato Legna Rodríguez me aleja de las zonas comunes: playa-playa, piscina-piscina, warehouses y mediocridad.
La icónica fotografía realizada por Alexis Rodríguez-Duarte inspiró la imagen de Celia Cruz en el quarter del programa American Woman de la Casa de la Moneda de los Estados Unidos.
Tras 12 días, el prisionero político Duannis León Taboada, de 26 años, depuso este martes 29 de julio una huelga de hambre que llegó a titulares internacionales. Según trascendió en la prensa cubana independiente, permanece hospitalizado en la cárcel del Combinado del Este, en las afueras de La Habana.
Pero en Cuba la basura no es la esfera del otro rechazado, sino el espacio común donde todo se descompone. El sujeto, en la indolente degradación del entorno, no tiene tiempo de justificar su pérdida: el hambre, el familiar que emigró, la madre enferma sin medicinas, el hijo perseguido por gritar en la calle durante los apagones, y un largo etcétera.