Entre cientos de miles de cubanos que hoy permanecen con estatus migratorio irregular en Estados Unidos, hay activistas políticos y opositores en el exilio (y también familiares suyos) —como Lázaro Yuri Valle Roca, exprisionero de conciencia, o Daniela Patricia Ferrer Reyes, hija de José Daniel Ferrer— que temen especialmente un retorno obligatorio al país natal.
En pleno fuego cruzado de órdenes ejecutivas y decisiones en las cortes respecto a la legitimidad de la actual política migratoria, activistas políticos cubanos que no han podido ajustar su estatus en el país norteño tienen ante sí un panorama de incertidumbre.
«Creo que lo dijo el gran fotógrafo inglés Don McCullin: “El Tercer Mundo no necesita más fotógrafos”. De ser así, me replanteo esa frase: yo ya tengo mi Tercer Mundo, y es Cuba. Ese es el mundo que más me interesa mostrar, contribuir a que finalmente, y entre todos, mostremos su verdad».
«Aquí todo el mundo está cagado. ¿Quién quiere ser deportado? ¿Tú crees que después de haber cruzado los ‘siete mares’, pelearme con coyotes, ‘tiburones y cocodrilos’, yo voy a querer volver? La verdad sí tengo miedo»
«Mientras que el gobierno cubano persista en definir la “vulnerabilidad” (de pobreza no quieren oír nada) a partir de la indigencia más tremenda o del desamparo/|fragilidad por edad, enfermedad o discapacidad, dejarán fuera una parte sustancial de la pobreza y pobreza extrema», ha dicho el economista Pedro Monreal.
La aspiración por una Cuba democrática no puede venir viciada de otras corrientes que se presentan contrarias a sistemas como al que rige en la isla, pero que replican todo tipo de fórmulas de control, censura y empobrecimiento similares a los que combatimos. El futuro no está en ningún líder ni en apuestas reaccionarias. Está sino en la voluntad de todo un pueblo por construir un país digno, libre, democrático y de iguales.