El Totalitarismo cubano no es diferente a los demás ejemplos totalitarios del mundo moderno. Puede ser que en ciertos ámbitos se muevan variables distintas, pero su implementación, su armazón social y personal, su trabajo dentro y fuera del individuo con diversas formas de la violencia, unas más pedagógicas, otras directamente tocando e hiriendo el cuerpo y la mente de los individuos, crean una forma de dictadura totalitaria con un Estado bien consolidado y sus fisuras.
Una de las obsesiones del presidente Trump es ser reconocido como un pacificador, es decir, un negociador capaz como nadie de mediar en conflictos a nivel global y de traer una nueva Pax Americana. No es un secreto su obsesión por ganar el premio Nobel de la Paz; especialmente porque cree que le fue entregado a Obama sin merecerlo.