Junior estaba tras las rejas desde el día anterior, que podría pasar a verlo y, además, le dijeron que no había marcha atrás: Junior no tiene residencia temporal ni transitoria en La Habana y, por lo tanto, pasado las 72 horas de estancia en la capital, como dicta el artículo 8 del decreto ley 217 de 1997 del Consejo de Ministros, sería deportado hacia su ciudad natal por no tener reconocido el derecho legal de permanecer en la capital del país.
Una de las obsesiones del presidente Trump es ser reconocido como un pacificador, es decir, un negociador capaz como nadie de mediar en conflictos a nivel global y de traer una nueva Pax Americana. No es un secreto su obsesión por ganar el premio Nobel de la Paz; especialmente porque cree que le fue entregado a Obama sin merecerlo.