En los últimos años no han dejado de asentarse académicos, intelectuales, artistas y escritores latinoamericanos en México. Ahora mismo no son pocos los venezolanos que fijan residencia en este pedazo de América. Ellos mantienen viva la noble tradición del asilo.
Una de las obsesiones del presidente Trump es ser reconocido como un pacificador, es decir, un negociador capaz como nadie de mediar en conflictos a nivel global y de traer una nueva Pax Americana. No es un secreto su obsesión por ganar el premio Nobel de la Paz; especialmente porque cree que le fue entregado a Obama sin merecerlo.