José Llanos es de esas personas que viven en la memoria de los paisanos. Apenas uno llega a Galapa, su tierra natal, y pregunta dónde queda su casa, la gente responde con orgullo y alegría: «¡Ah!, sí, el de las máscaras». Todos en este municipio del Caribe colombiano, ubicado exactamente en el departamento del Atlántico, a solo unos cuantos minutos de la ciudad de Barranquilla, lo conocen y admiran...
«No es porque te veas criatura / Pero tienes que saber / Que hay dos cosas seguras / Que es la muerte y la vejez. /Por la plata no te alegres / Que tienes que comprender / Que nunca la plata puede / Con la muerte y la vejez».
Estas autopistas, de trazado llano y perfectas condiciones técnicas, atraviesan o bordean los diferentes departamentos, ciudades principales y secundarias, poblados y villas del Uruguay. A ambos lados de las rutas hay grandes extensiones de tierra cultivada y sin cultivar: la pampa, la «nada»… Una nada verde de diversas tonalidades, ondulada, silenciosa, sobria, de espíritu ascético y mesurado.
Por las calles, esquinas, campos, cuerpos de agua dulce y salada, patios y playas del Caribe colombiano me encontré a los niños entregados a la diversión; fue inevitable prestar atención a sus travesuras. Todavía abrazan los juegos tradicionales: la cometa, el trompo, el escondite, la rayuela, la bicicleta, el fútbol.
Tras 12 días, el prisionero político Duannis León Taboada, de 26 años, depuso este martes 29 de julio una huelga de hambre que llegó a titulares internacionales. Según trascendió en la prensa cubana independiente, permanece hospitalizado en la cárcel del Combinado del Este, en las afueras de La Habana.
Pero en Cuba la basura no es la esfera del otro rechazado, sino el espacio común donde todo se descompone. El sujeto, en la indolente degradación del entorno, no tiene tiempo de justificar su pérdida: el hambre, el familiar que emigró, la madre enferma sin medicinas, el hijo perseguido por gritar en la calle durante los apagones, y un largo etcétera.