No hay dudas de que la música cubana está viva: se produce, circula, se escucha. Pero esa vitalidad no basta para hablar de una industria. Lo que existe hoy es un conjunto inestable de prácticas y circuitos de producción informal: dispersos, improvisados, sostenidos por la energía individual y una circulación lateral de recursos. Los artistas crean con lo que tienen, se abren paso como pueden y rara vez logran cobrar a tiempo.
Ha muerto Rodolfo Rensoli, y con él se ha ido la primera piedra del movimiento de rap cubano. Friki, rasta, rapero, fan de los Rolling Stones, Metallica y los Beatles, de Bob Marley...
A sus 22 años acaba de firmar un contrato con la disquera Virgin Music Group, un acuerdo que incluye este fonograma. El álbum no solo contiene reparto, sino que explora otros géneros musicales, como en el primer sencillo «Veni». Además, incluye colaboraciones con grandes nombres de la música cubana como Los Van Van.
Había más de veinte personas debajo de un aguacero, algunas con sombrillas y otras no. Personas que se mojaban y no intentaban refugiarse bajo un árbol, dentro de sus carros y mucho menos en sus casas. El lugar donde debían estar era allí, frente al altar.
«Yo amo mi género, esto es de nosotros y para nosotros, yo vivo esto. Yo primero fui fanático de esto, después me volví alguien que trabajaba en esto y luego me volví la “tranka” de esto».
Una de las obsesiones del presidente Trump es ser reconocido como un pacificador, es decir, un negociador capaz como nadie de mediar en conflictos a nivel global y de traer una nueva Pax Americana. No es un secreto su obsesión por ganar el premio Nobel de la Paz; especialmente porque cree que le fue entregado a Obama sin merecerlo.