A pesar de aquel desplazamiento vital, la escritura de Gastón Baquero siguió una ascensión circular que lega una de las miradas más abarcadoras al cruce de letras en el Atlántico del siglo XX.
Un juez no tiene que coreografiar sus argumentos con la instrucción penal o la propia fiscalía. [...] Una juez no está para asustar con estadísticas punitivistas a una ciudadanía hastiada de una policía mal entrenada y sobreprotegida.
Tomamos nota de su defensa de los derechos de los estudiantes activistas de Columbia University y esperamos que, del mismo modo que critica las políticas israelíes, también considere la posibilidad de examinar algunas de las políticas cubanas.
Como yo, el ensayo se obstina en la búsqueda de unas respuestas que nadie sabe si existen. Esa incertidumbre me otorga el consuelo de los agnósticos, la posibilidad de que un día la calle que me sacó de Cuba, y que tira de mí cada vez que mi vida comienza a ralentizarse, termine por desembocar en el que, se supone, es el sitio que me corresponde.