¿Quién es Eamon Gilmore y qué le pide una activista política a propósito de su inminente viaje para evaluar los derechos humanos en Cuba?

    Eamon Gilmore (1955) parece ser la mejor carta de la Unión Europea (UE) para evaluar la situación de los derechos humanos en Cuba, según lo pactado bilateralmente hace siete años en el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (PDCA, por sus siglas en inglés). El político social-demócrata, de 68 años, quien tiene un impresionante currículo en su Irlanda natal, visitará la isla entre el 22 y el 25 de este noviembre y, presuntamente, podrá evaluar las consecuencias del estallido social de julio de 2021, tal como adelantó en mayo último, durante su visita a La Habana, Josep Borrell, el alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE, quien aseguró que, en cualquier caso, el bloque regional no «impondrá» su voluntad en el país caribeño.

    Además de representante especial de la UE para los Derechos Humanos, desde marzo de 2019, Gilmore es desde octubre de 2015 el enviado especial para el Proceso de Paz en Colombia. Fue, entre 2011 y julio de 2014, viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores y Comercio de Irlanda, durante el gobierno de coalición que logró sacar a Dublín de un rescate del Fondo Monetario Internacional para convertirse en una de las economías de más rápido crecimiento en la región. Igualmente, lideró la Presidencia irlandesa del Consejo de la UE (2013) y su Consejo de Asuntos Generales, así como, entre 2012 y 2013, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

    Durante su periodo en el Ejecutivo irlandés, supervisó y renovó el programa de ayuda al desarrollo del país e impulsó una nueva política gubernamental para apoyar activamente a los 70 millones de personas que integran la diáspora irlandesa en todo el mundo.

    Desde 2007 hasta 2014, Gilmore fue el líder del Partido Laborista, brazo político del movimiento sindical y laboral irlandés. En ese período, su organización política logró los mejores resultados electorales en los comicios generales y presidenciales de 2011. Asimismo, ocupó desde 1989 hasta 2016 un escaño en el Parlamento irlandés (Dáil Éireann), donde fue elegido en seis ocasiones sucesivas para representar la circunscripción de Dún Laoghaire.

    Eamon Gilmore durante un discurso por 50 años del golpe militar en Chile
    Eamon Gilmore durante un discurso por 50 años del golpe militar en Chile / Imagen: X/Eamon Gilmore

    Gilmore es considerado un activo defensor de los derechos sociales y un defensor de la agenda liberal. En su haber político cuentan las campañas en favor de los derechos de las mujeres y de grupos LGTBIQ+. De hecho, ha desempeñado en Irlanda un papel de liderazgo en el camino hacia la legalización de la anticoncepción, el divorcio, el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

    Reconocido como un destacado defensor de la paz, Gilmore dirigió en nombre del gobierno irlandés, como ministro de Asuntos Exteriores y Comercio, el Proceso de Paz de Irlanda del Norte. Es autor de los libros Leading Lights: People Who’ve InspiredInside the Room, y en 2015 la revista Foreign Policy, con sede en Washington, lo nombró como uno de los 100 pensadores globales líderes por su papel en el referéndum sobre igualdad matrimonial en Irlanda.

    Gilmore ante la realidad cubana, según una activista por los derechos humanos

    En diálogo con El Estornudo, la activista política cubana Carolina Barrero dijo que, en un reciente encuentro con el representante especial de la UE, este le aseguró que se reuniría con la sociedad civil independiente durante su próximo viaje a Cuba. «Nosotros esperamos que lo haga y que además dé cuenta de esas reuniones públicamente», subrayó la historiadora de arte asentada en España.

    «Si durante la visita de Joseph Borrell, se hubiera compartido públicamente su encuentro con la doctora Alina Bárbara López Hernández, ella no estaría ahora enfrentando un juicio el próximo 17 de noviembre. Espero al menos que, si el régimen la llegase a condenar, Borrell se digne a pronunciarse. Aunque de ese señor los cubanos esperamos ya bien poco», sostuvo Barrero, quien previó, asimismo, que «la misión [de Gilmore] estará limitada, vigilada y amenazada por las restricciones de la Seguridad del Estado. Pero nada de ello debe de ser justificación o razón para que no expongan con ello al régimen o no cumpla con su mandato».

     
     
     
     
     
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    A la pregunta de qué tanto puede cambiar un informe crítico de Gilmore respecto a los derechos humanos en Cuba, Barrero consideró que su evaluación «puede influir sobre la política exterior de la UE hacia Cuba, sobre el tratado cooperación vigente, así como en el reconocimiento de la sociedad civil independiente».

    «Pedimos a Europa», dijo, «que muestre solidaridad con quienes sufren acoso y persecución en su propósito de construir un país justo donde exista el Estado de derecho y se defienda el derecho inalienable de todos los individuos a pensar y actuar por sí mismos, a vivir en concordia y paz, en el respeto a la pluralidad».

    Barrero le habría dicho al político irlandés que «la dictadura [cubana] viola y desatiende cada uno de los artículos de la Declaración Universal», y destacó sobre su reunión con Gilmore: «Le pedí de manera especial que tratara la situación de los presos políticos y abogara por su liberación, así como tema fundamental del derecho de asociación, reunión asamblea y participación política».

    La activista política cubana cuenta que le aclaró a Gilmore que «las organizaciones de la sociedad civil real, independientes del Partido Comunista, no pueden tener registro legal, pues no existe un marco regulatorio que lo permita», y que, de hecho, están criminalizadas por el actual Código Penal: «Teniendo en cuenta que el Tratado de Cooperación vigente entre la Unión Europea y Cuba prevé que la cooperación se realizará con las organizaciones de la sociedad civil independiente, tiene todo el sentido que se preocupe su visita por tratar el tema», enfatizó.

    Ella habría insistido en que la UE «abra los ojos, que no tema disgustar a un régimen que envía mercenarios a pelear en sus fronteras de parte del ejército ruso»; aunque ciertamente la responsabilidad de La Habana, por lo menos en esos términos no ha podido confirmarse. «Que no caiga en su juego cuando siendo el victimario busca hacerse pasar por víctima», prosiguió Barrero. «Los cubanos esperan y merecen este reconocimiento y todo el apoyo de los países democráticos en su camino a la construcción de una sociedad más libre, justa y próspera».

    Por otra parte, sugirió que, de cara a la visita de Gilmore, la sociedad civil cubana debería «alzar su voz», aprovechando que «el régimen estará bajo escrutinio, y que expuesto será más débil». 

    «Durante unos pocos días, en La Habana, habrá una persona cuyo mandato, el más alto en estos temas dentro de la UE, es velar porque se respeten los derechos humanos y condenar a los perpetradores», recalcó Barrero, para quien la UE tiende a «blanquear el régimen con su relativismo». Y fue más allá: «Hay una doble moral muy clara entre la manera en que la UE condena a la dictadura de Ortega, o de Maduro, y como trata a la dictadura cubana», afirmó. «Nos preguntamos por qué, si es Cuba el país enviando tropas a la guerra contra Ucrania».

    Eamon Gilmore, Representante Especial de la UE para los Derechos Humanos
    Eamon Gilmore, Representante Especial de la UE para los Derechos Humanos /Imagen: gilmore.ie

    «Esa doble vara de medir las dictaduras latinoamericanas tiene que cambiar. Entre otras cosas porque la condescendencia de Borrell permite el envío de millones de euros que solo van a financiar al régimen y nunca llegan a la sociedad civil real», razonó la joven activista, quien a continuación hizo notar que «ninguna de las organizaciones civiles, de los medios independientes, de las organizaciones de derechos humanos [en la isla] recibe apoyo del acuerdo de cooperación entre la UE y Cuba, que lo contempla. Si El Estornudo, por ejemplo, quisiera beneficiarse de la cooperación europea no podría; tampoco una agrupación de familiares de presos políticos».

    Ello, concluyó Barrero, «porque la política liderada por Borrell se preocupa más por no disgustar al régimen que por hacer cumplir los estatutos del propio acuerdo y en definitivas los principios y valores que sustentan la democracia».

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    Katia Monteagudo
    Katia Monteagudo
    Nació en el centro de Cuba, pero es ya chilanga por adopción. Pertenece a la generación del linotipo, a la mismísima era del plomo, pero sigue en el oficio por puro deseo casi 40 años después de haberse licenciado en la Universidad de La Habana.
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